La vitrificación de óvulos: una alternativa médica ante una realidad social
- Noticias365

- 23 jul
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En Argentina, el 57% de los hogares no cuenta con menores de 18 años, según el censo de 2022, frente al 44% registrado en 1991. A esto se suma que la tasa de natalidad disminuyó un 40% desde 2014, situando la edad promedio del primer hijo entre los 30 y 34 años, de acuerdo con datos del Observatorio del Desarrollo Humano de la Universidad Austral.

Estos cambios demográficos, vinculados a factores como la inserción laboral femenina y la postergación de proyectos personales, plantean desafíos reproductivos que requieren soluciones innovadoras.
El descenso en la tasa de natalidad no solo refleja transformaciones sociales, sino también biológicas: a mayor edad, disminuyen las probabilidades de concebir con óvulos propios. En este contexto, el congelamiento de óvulos mediante vitrificación emerge como una posibilidad que permite a las mujeres planificar su maternidad sin depender de plazos biológicos rígidos.
“La postergación de la maternidad es una realidad creciente. Las mujeres quieren elegir el momento más adecuado, y la ciencia puede acompañarlas”, explica Liliana Blanco, directora médica de Procrearte y de Maternity Bank, el primer banco de óvulos de Argentina. Pero esta libertad tiene un costo biológico: la reserva ovárica disminuye significativamente después de los 35 años, reduciendo las chances de embarazo con óvulos propios.
Eficacia y evolución de la vitrificación
La criopreservación , mediante la técnica de vitrificación, preserva células reproductivas con una tasa de supervivencia del 90%, revolucionó la medicina reproductiva.
“Antes, la congelación convencional tenía bajas tasas de éxito. La vitrificación cambió todo”, destaca Blanco. Maternity Bank, parte del Grupo Procrearte, se posiciona como referente en América Latina con laboratorios propios y un enfoque que combina tecnología y acompañamiento emocional. Su propuesta: ofrecer a las mujeres “un seguro de vida reproductiva” que les permita postergar la maternidad sin renunciar a la posibilidad de tener hijos genéticamente propios en el futuro.
Si bien inicialmente la congelación de óvulos se utilizó principalmente en mujeres con enfermedades oncológicas , actualmente un número creciente de mujeres opta por esta técnica por razones no médicas.
Un informe de la Autoridad de Embriología y Fertilización Humana (HEFA) encontró que la congelación de óvulos es el tratamiento de fertilidad de más rápido crecimiento en Gran Bretaña. La congelación y el almacenamiento de óvulos aumentaron de 2576 ciclos en 2019 a 4215 en 2021 (un aumento del 64%).
Liliana Blanco enfatiza la necesidad de realizar el procedimiento antes de los 35 años para optimizar las posibilidades de éxito. Aunque algunas mujeres mayores pueden optar por este procedimiento, la médica subraya la importancia de ser transparentes sobre las limitaciones y riesgos asociados con la calidad ovocitaria a edades avanzadas. Asimismo, insta a los ginecólogos a incluir el análisis de la reserva ovárica como parte integral de los controles de salud de las mujeres, contribuyendo así a una toma de decisiones informada y consciente sobre la fertilidad.
Ovodonación: un enfoque basado en la epigenética
La ovodonación, por su parte, surgió como una alternativa viable para aquellas parejas que enfrentan dificultades para concebir utilizando sus propios óvulos. Desde el nacimiento del primer bebé concebido a través de ovodonación en 1984, esta técnica experimentó un notable aumento en su popularidad, representando ahora el 7% de todos los tratamientos de fertilización in vitro a nivel mundial, según datos de la OMS.
La donación de óvulos se utiliza en aquellos casos en los que los ovocitos de la mujer no ofrecen la calidad suficiente para conseguir un embarazo o en presencia de falla ovárica de cualquier causa o por ser la paciente portadora de una alteración genética. Es una fertilización In Vitro en la que los óvulos son aportados por una donante previamente seleccionada y estudiada a tal fin.
En todos estos casos, la recepción de óvulos es la única manera de ser madres y esto es posible gracias a que existen mujeres que se proponen ayudar a otras mujeres que desean por sobre todas las cosas tener un hijo.
"La vitrificación, un avance técnico que permite la congelación eficiente de óvulos, fue fundamental en la evolución de la ovodonación, facilitando el proceso al eliminar la necesidad de sincronización de ciclos entre donante y receptora. Este método contribuyó significativamente al crecimiento y la accesibilidad de la ovodonación, brindando nuevas esperanzas a quienes buscan formar una familia", explica Gastón Rey Valzachi, director de Procrearte.
Procrearte ofrece a sus pacientes la posibilidad de realizar el tratamiento sin demoras gracias a su banco de óvulos donados.
Rey Valzacchi confirma la evolución y el impacto de la ovodonación en la sociedad La ovodonación es una de las prácticas de reproducción asistida que más ha crecido. No solo en Argentina, en el extranjero también es una de las técnicas que más se ha desarrollado".
Números que hablan por sí solos
El promedio de hijos por mujer en Argentina es de 1.4, con un mínimo histórico de 0.9 en la Ciudad de Buenos Aires. Esta tendencia global está ligada a cambios estructurales, como el acceso masivo de las mujeres a la educación superior y su consolidación laboral.
Frente a esto, la medicina reproductiva ofrece alternativas. Según las últimas estadísticas de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), uno de cada cuatro tratamientos de fertilidad en el país involucra óvulos donados.
El desafío actual radica en alinear los avances técnicos con una visión integral de la maternidad. “No se trata de imponer soluciones, sino de brindar opciones para que cada persona decida cómo y cuándo formar su familia”, destaca Blanco.
El foco debe estar en la educación y el acceso a información clara. Los profesionales de la salud tienen un rol clave en incorporar análisis de reserva ovárica en controles rutinarios, promoviendo decisiones conscientes.
La caída en la natalidad refleja una sociedad en transformación, donde la libertad reproductiva y las demandas de la vida moderna coexisten.
Técnicas como la vitrificación de óvulos y la ovodonación no solo responden a necesidades biológicas, sino que también desafían paradigmas culturales, priorizando el deseo de maternar sobre mandatos tradicionales. En este escenario, la ciencia se posiciona como un aliado para construir familias diversas, respetuosas de los tiempos y elecciones individuales.






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