Marchan frente al local donde la joven venezolana fue abusada por su jefe
Como estaba previsto y más allá del cambio de carátula definido a última hora de este miércoles, que complica al acusado, un grupo importante de unas 100 personas se reunió este jueves desde las 10.30, bajo la lluvia, frente al local ubicado en Paso 693, en el barrio de Once.
Allí ocurrió el ataque sexual denunciado por una joven de 18 años, de nacionalidad venezolana, que en su primer día de trabajo se encontró con que su jefe era un abusador y la había convocado con un fin que no era el que ella había acordado, el del trabajo en una casa de ropa.
"Yo vine a gritar por ella. ¡Justicia!. Grito justicia por mi hija. Ella hoy no puede gritar. Pudimos salvar su vida, pero no su integridad. Llamamos a jueces, fiscales, autoridades de esta Nación, no queremos más violadores libres. Basta de violadores sueltos. Señora jueza, usted juró por Dios defender a las víctimas, defienda a mi hija", reclamó Thais, la madre de la víctima, entre lágrimas.
La mujer agradeció el apoyo de la gente y dijo que este jueves le darán un botón antipánico a su hija.
Los manifestantes son, en su mayoría, jóvenes venezolanos, colombianos, que llegaron al país en busca de trabajo y lo hacen, especialmente, para locales comerciales y para las aplicaciones que ofrecen servicios de delivery. Se autoconvocaron tras el hecho conocido este fin de de semana. Y denuncian que el modus operandi utilizado por el atacante es reiterado, ante la necesidad de obtener un empleo en un contexto de vulnerabilidad, como por ejemplo la falta de documentación o de un domicilio fijo.
La última noticia respecto a la causa es que la Justicia procesó por un delito más grave al comerciante acusado de haber abusado sexualmente a la joven venezolana tras una entrevista laboral en un local de Paso al 600, aunque le permitió continuar en libertad a pesar del pedido formulado por una fiscal y por el abogado de la víctima para que sea detenido.
La jueza Karina Mariana Zucconi, a cargo del juzgado nacional en lo Criminal y Correccional 15, procesó anoche a Irineo Humberto Garzón Martínez por el "abuso sexual agravado con acceso carnal" de una joven venezolana, un delito más grave que el que se le había imputado al momento de ser detenido, ya que lo habían acusado de "abuso sexual simple".
Sin embargo, la jueza dispuso que Garzón Martínez permanezca en libertad aunque estará "condicionada a que cumpla con las reglas impuestas al momento de concederle la excarcelación", entre ellas, la prohibición de tomar contacto por todos los medios de la víctima.
También, de acuerdo a la decisión de la magistrada, el acusado no puede salir del país y se le embargaron sus bienes en 90 mil pesos.
El abogado que representa a la joven venezolana y a su familia, Pablo Baqué, volvió a cuestionar la decisión de la jueza, al considerar que es necesario que este hombre sea detenido "por la gravedad del caso y porque pueden existir otras víctimas que aún no se animaron a denunciarlo".
De hecho, la fiscal nacional en lo Criminal y Correccional 41, Silvana Russi, ya se había opuesto a excarcelar al imputado cuando la jueza Zucconi le corrió vista antes de liberar al comerciante, por lo que apeló ayer el fallo de la magistrada por considerar que existe "peligro de fuga" y de "entorpecimiento de la investigación".
"Los estudios demostraron que existen lesiones compatibles con el acceso carnal, no nos queda duda que eso ocurrió", dijo el letrado, tras lo cual consideró que "hay que preguntarle a la jueza los motivos por los que llegó a la decisión de liberarlo".
"Entiendo que no tenia todos los elementos para decidir de otra manera, pero creo que no se midió lo que estaba pasando realmente", explicó. Según el abogado, "es urgente que se revoque la excarcelación del imputado pero hay que ver si lo encuentran".
Es que, según explicó el letrado, durante la investigación, el comerciante dio como domicilio "la casa de su hermana, en la calle Tandil, en Mataderos, pero luego se presentó a declarar la hermana ante la Justicia y dijo que él no vivía con ella, sino que vivía en el local".
"Creemos que tampoco está en el local, por eso sospechamos que no lo van a poder encontrar", dijo.
El hecho se registró el pasado sábado cerca de las 14, cuando la denunciante fue citada para realizar una entrevista laboral que había coordinado días antes por la red social Facebook.
Aparentemente, el acusado le pidió cenar el viernes para así "poder hablar sobre el trabajo", propuesta que fue rechazada por la joven, quien finalmente arregló presentarse el sábado por la mañana en el mencionado local de la calle Paso.
Según el relato de la denunciante, durante la jornada de trabajo, el acusado le ofreció varias veces "un vaso de gaseosa o de jugo" que finalmente aceptó cerca del mediodía.
De acuerdo con su relato ante los investigadores, tras beber un vaso de agua comenzó a sentirse mareada, por lo que le envió un mensaje a su hermana explicándole la situación.
"Creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento mareada", expresó la joven en el mensaje que le envió a través de WhatsApp y agregó la dirección en dónde se encontraba.
Cuando la policía ingresó al local, encontró a la joven en el fondo del comercio y el acusado estaba vistiéndola y poniéndole los pantalones.
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