De la prevención a la vitrificación: qué deben saber las mujeres para cuidar su fertilidad y tomar decisiones sobre su futura maternidad
La preservación de la fertilidad cobró una relevancia cada vez mayor en la sociedad actual, donde las mujeres postergan la maternidad por diversas razones personales y profesionales.
En los últimos años, la edad promedio de las mujeres que deciden tener hijos aumentó notablemente. Históricamente, la mayoría optaba por ser madres entre los 20 y 25 años, pero desde 2018 se registra un cambio notable, con un número creciente de mujeres eligiendo la maternidad entre los 40 y 45 años. Este dato proviene del informe “La mujer en el contexto familiar argentino” realizado por el Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, que advierte un “cambio en la perspectiva social en torno a la maternidad”.
El informe Durante el siglo pasado, comenzó un cambio de una intensidad sin precedentes en la historia de la humanidad que se refleja en nuevos patrones de fecundidad, mortalidad, migración, urbanización y envejecimiento”. Este cambio muestra un camino hacia la maternidad en edades más avanzadas, distinto a lo que se observaba en décadas anteriores. Además, un reciente informe de la consultora Voices (2023) señala que en Argentina “un 77% de las encuestadas ve muy favorable que una mujer sea madre después de los 40”.
En ese contexto, la prevención mediante la preservación de la fertilidad se convirtió en un tema clave en la medicina reproductiva. La importancia de esta prevención no solo radica en la posibilidad de lograr embarazos exitosos de forma natural, sino también mediante métodos de reproducción asistida. Liliana Blanco, directora de Procrearte y Maternity Bank, la red de medicina reproductiva más grande de Latinoamérica, destaca la necesidad de que las mujeres estén informadas y tomen decisiones tempranas sobre su fertilidad.
Blanco subraya que, aunque cada vez se reconoce más la infertilidad como una condición posible, muchas mujeres aún no están adecuadamente informadas ni orientadas a tiempo. La especialista señala que muchas pacientes no llegan a consulta porque nunca fueron informadas sobre sus opciones y posibilidades para cuidar su fertilidad.
“Es importante saber que en las mujeres nuestro ovario se forma en la semana 20 de gestación, cuando estamos dentro del útero materno, con aproximadamente 10 millones de folículos y óvulos, pero que al momento de nacer ya nos quedan solamente 3 millones. O sea, hay 7 millones de folículos y óvulos que se pierden en la vida intrauterina, y que, cuando llegamos a la primera menstruación, que se denomina menarca, entre los 11, 12, 13 años, tenemos aproximadamente 400000 para utilizar durante la vida reproductiva. Es decir, permanentemente los folículos y los óvulos se van perdiendo, tanto durante la vida intrauterina, durante la niñez, la adolescencia, la toma de anticonceptivos, los embarazos, o sea, no hay nada que detenga la pérdida constante y sostenida de folículos y óvulos”, describe Blanco.
La iniciativa de que los ginecólogos generales pregunten sobre el proyecto reproductivo de las mujeres durante las consultas es vista por Blanco como un avance significativo. “Es un cambio de paradigma y un avance increíble”, dice.
"La realidad es que la edad cronológica de nuestras pacientes no siempre es la misma que la edad biológica", explica Blanco. "Vemos chicas muy jóvenes con una reserva ovárica muy baja. La edad es un parámetro importante, pero también es esencial prevenir en chicas jóvenes si encontramos que su reserva ovárica es menor a lo esperado".
Blanco enfatiza la necesidad de que los ginecólogos generales incluyan la evaluación de la reserva ovárica en sus controles rutinarios. "Así como se realizan estudios de Papanicolaou y mamografías, es crucial incluir marcadores de reserva ovárica en los controles de salud", dice.
La reserva ovárica es un factor crucial para la fertilidad. Según Blanco, esta se puede evaluar mediante una ecografía transvaginal en los primeros días del ciclo menstrual y un análisis de sangre que mide la hormona folículo estimulante (FSH) y el estradiol. Sin embargo, el análisis más relevante es el de la hormona antimuleriana, que puede realizarse en cualquier momento del ciclo y proporciona una idea clara de la reserva ovárica.
"La hormona antimulleriana es la vedette de la fertilidad", afirma Blanco. "Nos permite saber si la cantidad de folículos y óvulos en el ovario es normal o está disminuyendo. Este conocimiento es vital para que las mujeres puedan tomar decisiones informadas sobre su futuro reproductivo", añade.
La prevención también incluye considerar los antecedentes familiares y posibles cirugías. "Es esencial saber si la paciente ha tenido alguna cirugía ovárica, ya que esto puede afectar la reserva ovárica", señala Blanco. "También es importante conocer la edad en la que la madre de la paciente entró en menopausia, ya que esto puede ser un indicador de la reserva ovárica de la hija".
Blanco destaca que es fundamental que las mujeres se empoderen a través de la información. "El conocimiento nos da la libertad de tomar decisiones. Saber en qué estado está la reserva ovárica no obliga a ninguna mujer a hacer un tratamiento, pero le da la opción de actuar en función de esa información", dice.
La decisión de preservar la fertilidad no debe tomarse a la ligera, por lo que contar con la información adecuada es un paso fundamental. "Las mujeres deben saber que tienen la opción de congelar sus óvulos y que esta es una técnica científicamente válida y no experimental", concluye Blanco.
La vitrificación de óvulos revolucionó la preservación de la fertilidad. "La tasa de sobrevida con la técnica de vitrificación es mayor al 90%", asegura Blanco. "Este es uno de los grandes hitos de la fertilidad". La vitrificación permite que los óvulos se mantengan con la misma potencialidad que al momento de la extracción, lo que significa que no envejecen mientras están congelados.
El proceso de vitrificación es sencillo y efectivo. Cuando una mujer menstrua, el organismo despierta una cantidad de folículos que competirán entre sí. En un ciclo natural, solo uno ovulará y el resto se atrofiará. Sin embargo, en el tratamiento de vitrificación, se administra medicación para que todos los folículos crezcan, permitiendo la recuperación de varios óvulos maduros para su congelación.
Los óvulos recuperados se vitrifican, lo que implica congelarlos rápidamente para mantenerlos en un estado óptimo. "Es importante que los óvulos estén en un estadio evolutivo determinado, conocido como metafase 2, para que puedan ser fertilizados al descongelarlos", aclara Blanco. Este proceso puede requerir varios intentos para obtener un número adecuado de óvulos, lo que garantiza una mayor probabilidad de éxito en el futuro.
La vitrificación permite a las mujeres tener un "backup" de óvulos, brindándoles la seguridad de poder utilizarlos cuando estén listas para ser madres.
Blanco añade que la preservación de la fertilidad no conlleva dilemas éticos, ya que los óvulos pueden ser descartados si no se utilizan. “Más vale prevenir, porque nunca vas a saber qué puede pasar más adelante”, comenta.
La historia de la reproducción asistida evolucionó en forma notable. Desde el nacimiento de Louise Brown, la primera bebé probeta, hasta la introducción de la vitrificación, las técnicas avanzaron para ofrecer mayores posibilidades a las parejas con problemas de fertilidad. La vitrificación, en particular, fue un cambio de juego, permitiendo a las mujeres postergar la maternidad sin comprometer sus opciones.
La Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR) reporta un aumento del 20% anual en los casos de congelamiento de óvulos.
La preservación de la fertilidad a través de la vitrificación es un avance significativo en la medicina reproductiva. Permite a las mujeres empoderarse con conocimiento y opciones, asegurando que la maternidad sea una elección posible en cualquier etapa de sus vidas. Con el respaldo de técnicas avanzadas y profesionales comprometidos, las mujeres pueden cuidar su fertilidad y mantener la posibilidad de ser madres en el futuro.
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